Roberto entró de nuevo a la cueva con pasos vacilantes, de nuevo porque la última vez había sido ya hace años atrás, cuando encontró el misterioso telescopio con el que pudo ver a Samstra, a millones de kilómetros, en otra galaxia por primera vez. No olvidaba su esta experiencia, no olvidaba que fué en esa cueva donde escuchó la explosión a lo lejos, aquella que acabó con la vida de su familia, pero él ya no era el mismo, ya no era el joven ingenuo, habían pasado muchas cosas, había vivido demasiado en muy poco tiempo. Samstra sabía que él se acercaba, hacía miles de años que había sentido esa misma presencia, hacía miles de años que le esperaba y en cierta forma ella había hecho posible que él venga a encontrarse con ella ahora, no había mucho tiempo, ella podía pertenecer a una de las razas más avanzadas y poderosas de este lado del universo, pero incluso ella no era inmortal. Su naturaleza vegetal había hecho posible que enraice en el lugar, conectándose con toda la vegetación de su entorno, a través de esta conexiones podía sentir mucho más allá de lo que su confinamiento en esa cueva le permitía, había llevado al límite su bio regeneración genética, y sobrevivido por mucho a las expectativas de vida de su especie, pensar en él, pensar en salvar su civilización le habían dado la determinación de mantenerse con vida a pesar de todo pronóstico.
Roberto se adentraba más en la cueva, su intuición le había guiado hasta ella, sabía que ese era el lugar preciso donde debía estar en ese momento, a pesar de la situación desesperada de la tierra el se sentía en paz, se sentía en el lugar correcto. Una vez más escucho como hacia años un murmullo, aunque esta vez era distinto, era como si el viento cantara, como si las hojas de un árbol compusiesen una canción, pudo escuchar en su mente todos dulces y continuos que no podría comparar con otros sonidos que el había escuchado, en ese momento no podía comprender realmente sólo podía sentir.
Samstra había llegado a la conclusión de que el haber conocido a Roberto hace miles de años atrás tenía un sentido más profundo que solo conocer a un ser en el cual no se podía dejar de pensar o un ser por el cual se estaría dispuesta a recorrer galaxias enteras e incluso recorrer el tiempo, no era solo eso, ella sabía que que la supervivencia de su raza y de la raza de Roberto estaba en juego, para ella sus sentimientos eran lo más importante, pero no podía dejar de pensar en su planeta y en su civilización. Se había dado cuenta de esto hace siglos y se había estado preparando para este momento.
En un punto dado Roberto tenía la certeza total de lo que habría de encontrar en la cueva, a pesar de que por un tiempo él mismo había negado sus recuerdos, tenía que ser, tenía que ser ella. Siguió avanzando y vio las luces como luciérnagas que vio hace años, de repente todo nació en el de nuevo, recordó el sueño que había tenido junto a Samstra años atras cuando encontró el misterioso objeto.
Cansada, yaciendo en el suelo, al sentir a Roberto tan cerca, usó todas las fuerzas que le quedaban, absorbió toda el agua que pudo, sus hojas y adornos florales que eran parte de ella misma renacieron, tenía un halo de brillo al rededor, despues de siglos, se levantó de nuevo, sus ojos con brillos de amatista llameantes cobraron de nuevo vida, es lo que había esperado todos estos miles de años.
Roberto entró a la camara donde estaba Samstra, la vió, ella lo vió, un golpe de emociones y recuerdos vinieron a la mente de Roberto, es verdad solo habían compartido un sueño, un largo sueño cuando sus mentes se fusionaron por el cristal que había encontrado en esa cueva años atrás, ella le extendió los brazos, emitía sonidos como melodías que solo se podían sentir, el tomó sus manos.
Primero aparecieron juntos en un campo de flores, de colores suaves pero resplandecientes, en el cielo se podían observar galaxias y planetas como si estuviesen tan cerca que se pudiesen tocar. Ella lo guió de la mano, señalándole diversos planetas y estrellas, el parecía entender que ella le indicaba los sitios donde se encontraba su civilización, pudo reconocer algunas galaxias como Draco ; Osa Menor ; Pequeña Nube de Magallanes (galaxia satélite de la Vía Láctea) ; Gran Nube de Magallanes (galaxia satélite de la Vía Láctea), y por su puesto el planeta origen de la civilización de Samstra Mwanzo. No podía decirle palabra alguna, ella tampoco lo hacía, el solo podía sentir y pensar, ella lo entendía inmediatamente, de repente vio en el horizonte, sobre el campo de flores una nube negra que acechaba el firmamento.
De repente se vio en planetas pertenecientes a la civilización de Samstra, eran arrasados por invasores, Roberto pudo ver como estos invasores con tecnología superior arrasaban planeta tras planeta de la civilización Flusón, al cual Samstra pertenecía, a pesar de ser una civilización muy avanzada y presente en miles de planetas y algunas galaxias, estaban siendo exterminados. En cierto punto Roberto notó que la nube se asomaba también a la vía lactea, en ese momento se dio cuenta, Samstra le estaba advirtiendo. Es verdad que en cierto punto los pacíficos flusonianos empezaron a defenderse e incluso pudieron hacer retroceder al invasor unos cuantos cientos de planetas, fueron heroicos esfuerzos, aprendieron mucho pero el enemigo parecía hacerse solo más fuerte y contra atacar con mayor fuerza, finalmente los flusonianos estaban confinados a unos pocos planetas, a pesar de no ser una raza emocional, Roberto pudo sentir un profundo dolor en Samstra.
Luego de mostrarle lo que estaba pasando en el universo, Samstra y Roberto se sentaron en la pradera, y empezaron a contemplarse, el brillo de los ojos de Samstra, su forma, el tono de su piel vegetal y sobre todo su alma, a la cual había podido acceder a través del cristal, la amaba, y era innevitable, siempre lo supo, a pesar de todo ella siempre estaba presente en su mente y corazón, ella lo sentía y lo sabía, era tan transparente que lo único que podían hacer era vivir ese momento que sería a la vez el primero y el último en el cual se encontrarían, ella lo llevó de nuevo como hacía años a conocer su vida, desde que era una semilla, le mostró lo que había aprendido, y también en este breve encuentro pero alargado dentro del sueño que vivían, le dio pautas para interpretar los símbolos de su civilización, esto sería importante para ambas razas.
El sueño duró pocas horas terrestres pero no podría decirse cuanto pasó en tiempo mental, podrían haber sido semanas incluso años, Samstra le enseñó muchas cosas a Roberto, el pudo en cierta manera interpretar el modo de vida de la civilización de Samstra y sobre todo presentir el peligro que se avecinaba sobre la tierra, además ya sabía lo que la anomalía que se iba formando atras de la luna era. Los enemigos empezaban a explorar la tierra.
Ambos sabían que era el adiós, Samstra había usado todos los recursos posibles para poder sostenerse hasta este encuentro, no le quedaba más aliento de vida, de su interior sacó unos discos con brillo turquesa, se los entregó a Roberto, apoyó ambas manos en el rostro de roberto, se apoyó en su pecho y entre sus brazos dió su último aliento de vida. Roberto estaba en Shock, en ese momento no tenía consciencia de lo que había pasado y lo que habría de venir, abrazó el cuerpo de Samstra y de manera mecánica una lágrima corrió por su mejilla, al lado de los discos encontró dos semillas, las llevó a su pecho, recostó el cuerpo de Samstra, el mismo que se empezó a desvanecer, de repente cayó en cuenta, la había perdido para siempre, no pudo contener el llanto y si alguien hubiese estado cerca de la cueva, habría podido escuchar sus gritos.
En otro tiempo y en otro lugar muy lejano a la tierra, el último planeta flusoniano estaba siendo invadido, era el último esfuerzo heroico de salvar lo que alguna vez fué una gran civilización. del hiper espacio surgen de repente naves con un símbolo de un círculo azul, estas naves se dirigieron directo a los invasores, se ve como su armamento empieza a preprararse, los invasores son tomados por sorpresa, retroceden, las naves con el símbolo del círculo celeste descienden en el último planeta flusoniano, por ahora están a salvo.